La exposición del fotógrafo Marcos Adandía está compuesta por sesenta retratos de Madres de Plaza de Mayo. En cada imagen, una cara es todo lo que se ve, porque la intención del autor fue reflejar las expresiones más profundas de estas mujeres.
¿Cuánto puede decir un rostro? La memoria, la lucha, el dolor y la historia son la materia que componen los ojos profundos y las líneas que resaltan en las caras de las Madres de Plaza de Mayo, protagonistas de una muestra del fotógrafo Marcos Adandía, que se exhibe en el segundo piso del Museo Nacional de Bellas Artes. El artista fotografió a las mujeres durante los últimos trece años y en 2013, a propósito del aniversario de la democracia, los sesenta retratos se convirtieron en la muestra Madre. “Ellas me representan algo muy sagrado, que tiene que ver con la paz, la vida, la dignidad y la memoria”, desliza Adandía en la entrevista con Página/12.
Los retratos son de lo más simples (de 90 x 90 centímetros, y hay fotos de 145 x 145). En cada imagen, una cara es todo lo que se ve. No hay nada detrás, el fondo es blanco. Las fotos son todas en blanco y negro. O sea que el fotógrafo eligió poner en primer plano las expresiones de estas mujeres que “son madres de una persona, pero que también son las madres de todos”. “Siempre sentí que ellas, en los distintos tiempos de esta sociedad, representaron espacios de luz”, explica Adandía sobre su decisión de que los retratos tengan fondo blanco. Hay imágenes con pañuelo y otras sin él.
“Mi primera intención eran fotografiar a la mujer más que a la Madre de Plaza de Mayo. Me motivaba el vínculo madre-hijo/a. Pero, finalmente, el pañuelo se impuso”, cuenta Adandía, que por este ensayo fue reconocido en 2003 con el premio Mother Jones, en EE.UU. El pañuelo, la dimensión política del ser Madre, se fue haciendo cada vez más lugar. “Con él, ellas son nuestras madres. Aunque representa a sus hijos, también es lo que ellas utilizan para presentarse a lo social. Significa que son madres de muchas más personas”, sostiene el artista. Llamó Madre y no Madres a esta muestra porque considera que, más allá de la resistencia que las unió, cada Madre es una y sólo una y atesora una historia particular.
Fue extenso este trabajo, comenzó en 2000. Y fue difícil también, porque las emociones de fotógrafo y fotografiadas estaban muy a flor de piel. Adandía siempre estuvo cerca de las Madres. En los '80, la democracia lo invitó a la militancia y a los organismos de derechos humanos. Con algunas de estas mujeres tenía una relación personal, con otras no. “Es un tema sumamente profundo y doloroso. El acercamiento a cada Madre me representaba constatar el dolor vivo, fresco, vigente en su corazón. Entonces fui tomando respiros, tiempos para comprender semejantes experiencias”, repasa. “Cada retrato fue distinto porque cada mujer tiene una experiencia distinta. Cada una vive el duelo o la relación con la memoria a su manera”, sostiene el fotógrafo, quien ha trabajado para Noticias Argentinas, Página/12 y la revista Rolling Stone, entre otros medios.
“En los últimos tiempos me tocó fotografiar a muchas mujeres de La Plata, que tenían alrededor de noventa años. Fue una experiencia muy fuerte. No sólo por el hecho de que son Madres, sino por la edad que tienen. En un momento tan avanzado de la vida, conservan la dignidad, siguen llenando su vida de sentido y coherencia, aunque de alguna manera tengan conciencia de que pronto les tocará partir”, se emociona Adandía.
Madre ocupa el segundo piso del MNBA y también la terraza, que se acondicionó especialmente para esta exposición. Además de las fotos, se puede ver un video con testimonios completos de cada Madre, hecho por Memoria Abierta, institución que reúne a varias organizaciones de derechos humanos. Se editó, además, un catálogo con textos de John Berger y de Osvaldo Bayer, que se consigue en la librería del museo.
“Gracias, fotógrafo, artista celestial, por darnos este testimonio de vida. Aquí en estos rostros está la Vida contra la Muerte. Un testimonio inigualable. Aquí hay verdadera historia. La historia de las Vencedoras. Porque quedarán para siempre en nuestra historia. Nuestras Heroínas de la eternidad. Gracias”, escribe Bayer. El texto de Berger –con quien Adandía entabló una relación a partir de un proyecto personal, Dulce Equis Negra–, comienza así: “Viendo los retratos de las Madres de Plaza de Mayo, rápidamente olvidé que estaba mirando fotos, una tras otra. Por el contrario, me encontré observando rostros, tratando de descifrar una pequeña parte de las infinitas experiencias que han vivido”. En las paredes del museo las fotos están acompañadas por un bellísimo texto de Florencia Walfisch.
http://www.pagina12.com.ar/diario/suplementos/espectaculos/21-31193-2014-01-30.html